El misterioso caso del reino amurallado
Había una vez un líder que prometió proteger a su pueblo de todo mal.
—Nos quieren invadir —decía—. Nos quieren quitar lo que es nuestro.
Y la gente, temerosa, le creyó.
Así que mandó construir una muralla.
Alta. Ancha. Inquebrantable.
—Si cerramos bien las puertas, viviremos en paz.
Cada piedra se pagó con escuelas que no se repararon.
Cada torre, con hospitales sin médicos.
Cada centinela, con despensas vacías.
Pero nadie protestó. Porque afuera, decían, estaban los otros.
Y los otros, siempre son peligrosos.
El muro creció. Y con él, la desconfianza.
Ya no se miraban entre vecinos.
Ya no se ayudaban.
Ya no se hablaban.
Hasta que un día, el verdadero enemigo no vino de fuera…
…sino de dentro.
Una discusión por agua. Otra por pan. Otra por ideas.
Y de pronto, el reino que tanto se había blindado, se convirtió en un campo de batalla sin invasores.
Solo hermanos enfrentados.
El líder, desde su torre más alta, miraba sorprendido.
—¿Cómo ha pasado esto? —preguntó.
Y al no encontrar respuesta, levantó el dedo…
…y volvió a señalar hacia afuera.
—Ha sido culpa de los otros —dijo—.
Siempre lo es.
Y así terminó el reino:
entre ruinas, silencio…
y una muralla perfectamente conservada.
¿Le quieres añadir un título alternativo tipo “El arquitecto del miedo” o “La muralla que no protegió nada”? También puedo prepararte una versión en audio narrado o hacer la imagen del reino con la muralla intacta y todo ardiendo dentro.
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