martes, 10 de enero de 2017

El misterioso e intrigante caso del pintor ilusionista


Nada hacía sospechar que detrás de las pinturas de Esteban Alvear se escondía un misterioso e intrigante caso. Llegué a esta conclusión después de dos años estudiando sus cuadros y los efectos que producían.
Retornemos al principio de esta historia. El día que accidentalmente y, digo accidentalmente entré en el Museo de Arte donde se exponía una colección sobre el Expresionismo.
Huía de un tipo muy cabreado. Minutos antes le pillé discutiendo con su mujer. Pero al ponerse en plan violento, intenté mediar. Lejos de conseguir mi objetivo, nos dio un empujón a ambos. Caímos al suelo. Me incorporé. Mire a mi alrededor.. . no encontraba algo a mano para defenderme del agresor. Entonces vi el enorme bolso de la agredida. Lo agarré y comencé hacerlo girar de la misma forma en que David usó contra Goliat su famosa honda. Cuando alcanzó cierta velocidad, lo lancé contra su cara, donde terminó estampado. Al contrario del relato bíblico, el gigantón que tenía al frente sonrió con ironía.
Ese instante lo utilice para huir de la escena. Me acababa de ganar un enemigo de casi dos metros que me perseguía de acera en acera. Hasta que me colé en el Museo para intentar refugiarme.. . Allí permanecí escondido hasta que vi desaparecer al enfurecido hombre. Entonces fue cuando observé una de las pinturas de Alvear. Comencé a sentir un profundo interés por su obra. Su pìntura producía un efecto indescriptible. En especial una imagen en la que creía reconocer señales de mi vida. Mas exactamente aparecía la situación que estaba viviendo en ese mismo momento.
El titulo del cuadro “Hombre escondido tras la puerta”. Me sorpendió que el personaje de la imagen llevase las mismas prendas que yo. Y el escenario era casi una copia de la sala donde estaba expuesto. Me acerqué. Incluso tuve la tentación de tocarlo, de deslizar mis dedos sobre el lienzo. En ese momento una guardia de seguridad se acercó a mi:
__No se le ocurriera tocar nada.


Se dio media vuelta y se alejó. Continué observando el cuadro, me tenía embelesado.
La sala se quedó en silencio.. . Miento. El sonido incesante y cada vez mas cercano que producía la guardia de seguridad al mascar un chicle me indicaba que venía otra vez hacia mi.
Por un momento pensé que estaba haciendo algo incorrecto. El curioso persona uniformado, me señaló el reloj.
__ Oiga es mediodía vamos a cerrar. Por favor diríjase a la salida.


Observé por última vez el cuadro. Algo había cambiado. Me costaba creer lo que estaba viendo. La imagen se correspondía nuevamente con el momento actual. Veía al mismo personaje que vestía como yo, pero esta vez, observando un cuadro. El titulo también había cambiado. Ahora se llamaba “Hombre observando una pintura”
Lleve mis manos a la cabeza y llamé a la vigilante;


__ Oiga por favor, mire la pintura. ¿Que ve?


__ Un cuadro.


__ Es obvio, pero que imagen reconoce en la pintura.


__Vamos a ver__ Le he dicho que se marche. Tengo el tiempo justo para salir a comprar un sándwich y volver.__ Solo veo un cuadro donde hay dibujada una como esta. Nada mas.


__¿No ve al hombre que observa el cuadro? .. . el que lleva un traje como el mio


__ Vale, ya está bien. Márchese o llamo a mis compañeros.


La situación me tenía en shock. Por un lado estaba lo que yo creia reconocer en aquel lienzo y por el otro, lo que parecía no ver la mujer que ejercía de vigilante en la sala.
Opté por hacerle caso y marcharme.
Al día siguiente regresé. Pretendía hacer una foto de la obra. A sabiendas de que estaba estrictamente prohibido.
En cuanto abrió la puertas el museo me introduje en él. Iba tan rápido y a la vez tan nervioso, que sin darme cuenta choqué con la vigilante.


__Ya está aquí otra vez__ Sepa que no le voy a perder de vista.


Yo permanecí callado y continué hasta la sala donde exponía Esteban Alvear. Alguien mas estaba observando el cuadro. La mujer del “gorila” que me persiguió. A quien, en principio salvé de que su marido la golpease.


.. . Vaya coincidencia, espero esté sola. No quisiera tener que salir corriendo otra vez... y menos de aquí__ pensé.


Me fui acercando al cuadro, tratando en todo caso, de pasar desapercibido a la mujer que lo obervaba. Igual. Podría reconocerme.


De nuevo el cuadro había cambiado. El personaje que vestía como yo, estaba acompañado. Tenia su mano en la cintura de una chica. Coincidencialmente vestía igual que quien estaba a mi lado.


__No entiendo que es lo que está ocurriendo__susurré











Nadie podia imaginar que detras de sus diseños surrealista se escondian mensajes, claves, señales del futuro.

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