Acaba de marcharse…
Acaba de marcharse el Papa al que la extrema derecha llamó comunista por acercarse demasiado a Jesús.
El Papa que habló de los pobres, del perdón, de la compasión, del cuidado del planeta.
El Papa que incomodó a quienes prefieren una religión de normas, castigos y poder, antes que una de amor, justicia y humildad.
Acaba de marcharse el primer Papa latinoamericano, el que caminó con los de abajo, el que pidió a la Iglesia que saliera de los palacios y se acercara a las heridas del mundo.
El que prefirió la misericordia a la condena.
El que creyó que el Evangelio no era una excusa para el odio ni un arma para juzgar, sino una llamada a transformar el mundo.
Francisco no fue perfecto. Pero fue, sin duda, un vendaval en una institución que muchas veces se adormece en sus propias sombras.
Y quizás por eso algunos lo odiaron tanto: porque recordaba demasiado al Cristo que decían seguir.
Se ha ido el Papa que nos enseñó que lo más radical hoy… es simplemente parecerse a Jesús.
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