"Si cuestionas a un personaje influyente que carece de empatía, es envidia": la excusa fácil para no enfrentar la realidad
Vivimos en una época donde cuestionar se ha vuelto un deporte de alto riesgo. Basta con poner en duda a un personaje influyente, especialmente si carece de empatía, para que de inmediato aparezca el argumento estrella: "Hablas así porque tienes envidia". Y ahí se acaba todo debate. No importa si tu cuestionamiento tiene base, si está fundamentado en hechos o si simplemente expresas una opinión legítima. La respuesta rápida es desacreditarte sin entrar en el fondo del asunto.
Pero, ¿por qué sucede esto? Porque es más fácil anular un cuestionamiento atribuyéndolo a un sentimiento negativo que enfrentar los puntos que plantea. Si alguien señala la falta de empatía de una celebridad, un político o un influencer, muchos prefieren suponer que la molestia viene del resentimiento y no de una observación válida. Así, no se analiza el cuestionamiento, no se confrontan los hechos, y todo sigue igual.
Este tipo de reacción es especialmente común en las redes sociales, donde la fidelidad a ciertos personajes se vuelve casi religiosa. Hay quienes defienden a sus ídolos con más pasión que sus propias convicciones. Pero lo curioso es que esta forma de responder dice más sobre quien la usa que sobre quien recibe el cuestionamiento. Porque asumir que todo aquel que pone en duda a alguien famoso lo hace por envidia implica ver la vida como una competencia constante, donde solo importan el estatus y la fama.
Cuestionar no siempre es destructivo ni nace del odio. A veces, simplemente es necesario. Y cuando la única respuesta es "es envidia", en realidad lo que se está diciendo es "no tengo argumentos para responderte".
Así que la próxima vez que alguien lance esta excusa, pregúntate: ¿quién es realmente el que tiene miedo de ver la realidad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario