Asistido con AI
No basta con las armas: ¿Cómo disuadir a quien no teme destruir?
Durante la Guerra Fría, la estrategia de la disuasión se basaba en un principio casi infantil, pero efectivo: “Si tú me atacas, yo te destruyo también”. Un equilibrio frágil, sostenido por el miedo mutuo a la aniquilación.
Pero esa lógica solo funciona cuando ambas partes valoran la vida… al menos un poco.
¿Qué pasa cuando del otro lado hay un líder sin empatía, con rasgos psicopáticos o delirios mesiánicos? ¿Alguien para quien la muerte, la guerra o el caos son simples fichas en su tablero de poder?
Líderes así no se disuaden con amenazas ni con tratados. Porque no juegan el mismo juego. Porque no sienten lo mismo. A un psicópata no lo detiene el miedo, lo seduce.
En estos casos, la diplomacia tradicional no basta.
Hace falta comprender profundamente la mente del otro.
Y actuar rápido. Con inteligencia colectiva. Con límites reales. Con presión estratégica.
No se trata de desarmarnos, sino de no depender únicamente del miedo para evitar el desastre.
Porque en un mundo lleno de armas,
lo más peligroso…
es un dedo sin empatía sobre el botón.
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