¿Qué pasa en tu cerebro cuando haces ayuno intermitente?
miércoles, 2 de abril de 2025
¿Qué pasa en tu cerebro cuando haces ayuno intermitente?
martes, 1 de abril de 2025
Nadie quiere guerra, pero la paz no llega con pancartas by JSBaencock & OAI
Nadie quiere guerra, pero la paz no llega con pancartas by JSBaencock & OAI
El cerebro humano es una máquina compleja, diseñada más para la supervivencia que para la verdad.
Cuando aparece una amenaza —como la posibilidad de una guerra—, no busca comprender, sino protegerse.
El miedo activa mecanismos antiguos: la polarización, la radicalización, la simplificación.
Todo se vuelve blanco o negro.
De un lado, los que dicen que hay que armarse hasta los dientes.
Del otro, los que levantan una pancarta con la frase “No a la guerra”.
Y aunque ambos extremos pueden partir de una intención noble, caen muchas veces en el mismo error: ver el mundo como si fuera una caricatura.
Pero la vida —como el cerebro que la analiza— está llena de matices.
No todo es A o B. Hay grises.
Hay causas profundas, conflictos históricos, heridas abiertas y juegos de poder invisibles.
Creer que una consigna resuelve un problema geopolítico es como pensar que una tirita cura una fractura.
Cada vez que alguien comparte una imagen rotunda, probablemente solo consigue el “like” fácil de su tribu.
Y eso alimenta lo que se supone que queremos evitar: más polarización, más ruido, menos pensamiento.
Lo que realmente hace falta es subir la mirada.
Ver el tablero desde una órbita más alta.
Entender que detrás de cada conflicto hay factores psicológicos, históricos, económicos y biológicos que merecen ser analizados con pausa.
Quizás el verdadero acto de paz no sea solo decir “no a la guerra”, sino aprender a pensar más allá del miedo.
Desarrollar pensamiento crítico.
Escuchar al otro sin sentir que traicionamos nuestras ideas.
Abandonar la necesidad urgente de tener razón, y empezar a buscar comprensión.
Porque si algo nos enseñan la filosofía y la neurociencia es que solo cuando regulamos nuestras emociones,
salimos de la trinchera mental
y miramos con ojos más humanos,
podemos empezar a construir algo que se parezca a la paz.
Efectos del cambio de hora by JSBaencock & OAI
"El cambio de hora, más que un simple ajuste en el reloj, puede tener un impacto significativo en nuestro cuerpo. Altera el ritmo circadiano, desajustando la producción de melatonina, lo que puede provocar insomnio, somnolencia diurna y cambios en el apetito. Además, influye en la secreción de cortisol, afectando el estrés y la energía. Estudios han mostrado un aumento del 5% en infartos y un incremento en accidentes cerebrovasculares tras el cambio.
Los niños y los mayores suelen ser más sensibles, mostrando alteraciones en el sueño y el estado de ánimo. Así que, si te sientes 'despistado' durante estos días, es normal. Dale tiempo a tu cuerpo para adaptarse. ¡Y quizás un café extra!
O dos… o tres… aunque si ya vas por el cuarto y estás hablando con el microondas pensando que es Alexa, igual te has pasado un poco. Tranquilo, es el jet lag sin avión, cortesía del cambio de hora."
lunes, 31 de marzo de 2025
No basta con las armas: ¿Cómo disuadir a quien no teme destruir? By JSBaenacock
Asistido con AI
No basta con las armas: ¿Cómo disuadir a quien no teme destruir?
Durante la Guerra Fría, la estrategia de la disuasión se basaba en un principio casi infantil, pero efectivo: “Si tú me atacas, yo te destruyo también”. Un equilibrio frágil, sostenido por el miedo mutuo a la aniquilación.
Pero esa lógica solo funciona cuando ambas partes valoran la vida… al menos un poco.
¿Qué pasa cuando del otro lado hay un líder sin empatía, con rasgos psicopáticos o delirios mesiánicos? ¿Alguien para quien la muerte, la guerra o el caos son simples fichas en su tablero de poder?
Líderes así no se disuaden con amenazas ni con tratados. Porque no juegan el mismo juego. Porque no sienten lo mismo. A un psicópata no lo detiene el miedo, lo seduce.
En estos casos, la diplomacia tradicional no basta.
Hace falta comprender profundamente la mente del otro.
Y actuar rápido. Con inteligencia colectiva. Con límites reales. Con presión estratégica.
No se trata de desarmarnos, sino de no depender únicamente del miedo para evitar el desastre.
Porque en un mundo lleno de armas,
lo más peligroso…
es un dedo sin empatía sobre el botón.
Cuando la parte rancia de la izquierda se comporta como la parte rancia de la derecha
Cuando la parte rancia de la izquierda se comporta como la parte rancia de la derecha
Como decía Jeremías Juin, el filósofo de turno en "Este cementerio no es muy serio":
"Terminas pareciéndote a lo que tanto criticas."
Es curioso cómo ciertos sectores de la izquierda, que se presentan como críticos, despiertos y defensores del pueblo, reaccionan con burla o desprecio ante propuestas para prepararse contra ciberataques. Les suena a paranoia del sistema, a gasto innecesario, a “militarismo digital”.
Pero lo más irónico es que esa reacción automática, sin análisis, basada más en prejuicios que en argumentos… es idéntica a la que critican de la derecha más obtusa.
A eso yo le llamo maZonificación: esa banalización del sentido de la prevención, esa actitud institucional adormecida que menosprecia los avisos hasta que todo estalla. Como en la Comunitat Valenciana, donde la dejadez ante lo evidente acabó en lo de siempre:
“No pensamos que era para tanto.”
¿Te parece exagerado hablar de ciberdefensa?
Pues solo imagina un ataque serio a infraestructuras críticas:
Se cae el sistema sanitario.
Los historiales médicos desaparecen.
Los bancos se bloquean.
El transporte se paraliza.
Las noticias falsas inundan las redes y generan caos.
Y mientras tanto, algunos siguen diciendo que es “alarmismo”.
¿Quién sufriría más?
La gente corriente.
Tú. Tu madre. Tu hija. El pequeño empresario que pierde su base de datos. El paciente que no recibe su tratamiento a tiempo.
Y cuando eso pase, sí pedirán soluciones. Pero será tarde.
La maZonificación es eso: esperar a que todo esté en llamas para ir a buscar el extintor.
Luchar por la defensa de los derechos sociales también incluye defender los organismos y estructuras que los hacen posibles.
La sanidad pública, la educación, los sistemas de emergencia, los centros de datos, la ciberseguridad...
Una cosa no excluye a la otra. Al contrario: se necesitan mutuamente.
No se trata de miedo. Se trata de no ser ingenuos.
No se trata de entregarse al sistema, sino de proteger a la sociedad.
Y no se trata de parecer radical, sino de ser responsable.
La izquierda Nórdica gana por goleada a la izquierda Mediterránea o la Hispanoamericana. La de allí busca soluciones, la de aquí busca el eslogan y el aplauso fácil.
domingo, 30 de marzo de 2025
🎯 ¿Qué prefieres? ¿Sexo, viajar o comer?
🎯 ¿Qué prefieres? ¿Sexo, viajar o comer?
📊 Según estudios, la respuesta varía bastante según la edad y el sexo. Y sí, lo que antes era "no sin mi cama", con los años se convierte en "no sin mi almohada y mi pastilla para dormir". Vamos por partes:
🔹 Entre los 18 y 30 años
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Solteros:
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Ellos: El 70% prefiere sexo… o al menos intentarlo. Muchos aún piensan que el amor está en la próxima app de citas.
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Ellas: Prefieren viajar, conocer lugares, gente, culturas… y si se cruza el amor, que sea con pasaporte.
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Comer: Pasa a segundo plano, salvo que sea sushi, poke o algo que luzca bonito en redes.
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En pareja:
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El sexo sube en calidad (o en rutina), y viajar juntos se convierte en el nuevo “forever”.
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Comer juntos es casi tan importante como la serie que ven en Netflix.
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🔹 Entre los 31 y 45 años
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Solteros:
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Ellos: Sexo y libertad. Aunque también hay quienes prefieren un buen viaje y un desayuno en silencio.
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Ellas: Muchas priorizan viajar y comer bien. El sexo sí, pero sin dramas ni WhatsApp a las 3 a.m.
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Comer: Puede ser más satisfactorio que muchas citas.
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En pareja:
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Empieza la batalla entre la rutina, el trabajo y la niñera.
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Viajar se vuelve más valioso (aunque sea a un hotel con spa).
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Sexo… cuando se puede. Comer… lo que haya.
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🔹 De 46 a 65 años
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Solteros:
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Ellos: Algunos ya se cansaron de correr detrás del sexo y prefieren correr detrás de un buen vino en la Toscana.
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Ellas: Muchas redescubren el placer de viajar solas, con amigas o con quien les dé paz.
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Comer: Se disfruta, se saborea, se agradece.
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En pareja:
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Se valora más el tiempo juntos sin ruido.
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El sexo se vuelve emocional, simbólico… o a veces, inexistente.
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Comer bien es una prioridad, sobre todo sin sal y sin azúcar.
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🔹 Mayores de 65
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Solteros:
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Algunos dicen: “el sexo… ¿eso era lo que se hacía antes de Netflix?”
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Viajar con descuentos del IMSERSO es lo más.
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Comer bien, lento y con sobremesa larga.
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En pareja:
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Si siguen juntos, prefieren disfrutar del día a día, contar anécdotas de juventud y discutir por el canal del mando.
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Comer es un placer compartido.
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El sexo... si se da, se celebra como un eclipse: raro pero mágico.
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El Cronista del Futuro by JSBaenacock · AI-guided
El Cronista del Futuro
Lo escribo desde una vieja cabaña escondida entre montañas olvidadas. La madera cruje como si recordara tiempos mejores. Afuera, el viento murmura historias que ya nadie quiere oír. Me llamo JSBaenacock. Nací en 1966, pero hoy vivo fuera del tiempo. Fuera de cualquier calendario que aún tenga sentido.
Es 30 de marzo de 2040. Escribo esto después de haber cruzado las líneas del tiempo, no en busca de gloria, sino de respuestas. Viajé porque ya nadie escuchaba. Porque el mundo que dice ser civilizado se había dormido con los ojos abiertos.
El colapso no fue un estallido, fue un susurro. Nadie corrió. Nadie luchó. Simplemente nos entregamos. La razón fue sustituida por el algoritmo. La educación por el entretenimiento. El espíritu crítico, por el confort de las pantallas que siempre decían lo que queríamos oír.
Los gobiernos, impotentes o sometidos, dejaron en manos de unos pocos las herramientas del futuro. La tecnología dejó de ser un camino hacia la igualdad y se convirtió en un arma de control. La ciencia fue olvidada, la lógica ridiculizada, y los viejos sabios... silenciados.
Vi el mundo que se autodenomina civilizado convertirse en un lugar donde ya no se produce, sino que se especula. Donde ya no se piensa, sino que se sigue. Donde los templos son pantallas y los sacerdotes, influencers.
Y fue entonces cuando encontré algo. En el ala sur de la Biblioteca Nacional —ya en ruinas, invadida por la humedad y los líquenes— descubrí una hoja suelta, arrugada, con tinta desvaída, pero aún legible. Era parte de un viejo manuscrito. Al pie, apenas visible, se leía una firma: Carl Sagan.
Sentí un escalofrío. Ese texto parecía escrito para este mismo instante. Decía:
"Tengo un presentimiento de un mundo, en la época de mis hijos o nietos — cuando este planeta civilizado se ha convertido en una economía de servicios e información; cuando casi todas las industrias productivas se han trasladado a donde la mano de obra es barata y el dolor invisible; cuando las impresionantes capacidades tecnológicas están en manos de unos pocos, y nadie que represente realmente el interés público puede ni siquiera comprender los problemas; cuando la gente ha perdido la capacidad de establecer sus propias agendas o incluso de cuestionar a quienes tienen autoridad; cuando, aferrándonos a nuestros cristales y consultando nuestros horóscopos, nuestras facultades críticas están en declive, incapaces de distinguir entre lo que se siente bien y lo que es verdad, nos deslicemos, casi sin darnos cuenta, de nuevo hacia la superstición y la oscuridad."
Ese fragmento era más que una advertencia. Era una profecía. Una que no quisimos escuchar.
Lo guardé, no como testimonio de lo inevitable, sino como el eco de una voz que todavía puede guiar.
Quizás, si alguien lee esto algún día, sabrá que hubo quienes vieron venir la tormenta. Que hubo quienes intentaron encender una luz.
No busques salvar el mundo. Solo enciende una vela en medio de esta oscuridad.
Haz preguntas. Cuestiona lo que parece obvio. Enseña a alguien a pensar por sí mismo.
Tal vez no haya marcha atrás.
O tal vez… solo tal vez… aún estemos a tiempo.
— JSBaenacock, Cronista de un futuro que nunca debió llegar
"Creado en colaboración con IA – texto e imagen basados en una idea original mía."
🧠 ¿Qué pasa en el cerebro de un fanático? by JSBaenacock
El cerebro de los fanáticos, sean religiosos, políticos, deportivos o de cualquier otra índole, tiene algunas características interesantes desde el punto de vista neurobiológico y psicológico. Vamos por partes para entenderlo mejor (con ejemplos fáciles de digerir):
🧠 ¿Qué pasa en el cerebro de un fanático?
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Amígdala hiperactiva:
Esta parte del cerebro está relacionada con las emociones, especialmente el miedo y la agresividad. En muchos fanáticos, la amígdala tiende a reaccionar con fuerza ante cualquier amenaza (real o imaginaria) contra sus creencias. -
Corteza prefrontal poco activa (o sesgada):
Esta zona se encarga del pensamiento crítico, la lógica y la planificación. Cuando alguien se vuelve fanático, tiende a suprimir el pensamiento racional en favor de respuestas emocionales. Es como si dijeran: "No quiero pensar, ya tengo mi verdad". -
Sesgo de confirmación:
El cerebro del fanático busca solo la información que refuerza su creencia y rechaza lo que la contradice. Es como si tuviera unas gafas que solo permiten ver lo que le conviene. -
Dopamina y sentido de pertenencia:
Cuando alguien forma parte de un grupo fanático, su cerebro libera dopamina al sentirse aceptado o “parte de algo más grande”. Eso genera una adicción emocional: necesitan defender su grupo para sentirse bien. -
Desactivación del razonamiento en temas sensibles:
Un estudio de neuroimagen mostró que, cuando un fanático político o religioso se enfrenta a argumentos que contradicen sus creencias, su cerebro reacciona igual que si lo atacaran físicamente.
🧠 En resumen:
El fanatismo es, en parte, una desconexión del pensamiento crítico y una hiperactivación emocional, alimentada por la necesidad de identidad, seguridad y pertenencia.
Y no es solo ignorancia: hay procesos químicos reales detrás, como la liberación de dopamina o la activación de circuitos de recompensa cuando alguien “gana una discusión” o reafirma su fe/ideología.
🟠 Fanático político
Ejemplo:
Alguien que defiende a su partido pase lo que pase, aunque haya casos de corrupción, mentiras o malas decisiones.
¿Qué pasa en su cerebro?
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La amígdala se activa ante cualquier crítica al líder o al partido, como si fuera una amenaza personal.
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La corteza prefrontal racionaliza lo irracional: “Robó, pero hizo obras”.
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Vive en una burbuja de sesgo de confirmación, viendo solo noticias afines.
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Siente placer (dopamina) cuando su partido “gana un debate” o humilla al rival.
Traducción emocional:
“Si atacas a mi partido, me atacas a mí. Y yo no lo tolero.”
🔵 Fanático religioso
Ejemplo:
Alguien que cree que su religión es la única verdadera y los demás están perdidos, e incluso siente odio hacia los que no creen lo mismo.
¿Qué pasa en su cerebro?
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El pensamiento crítico se apaga cuando entra el dogma: “No necesito pruebas, tengo fe”.
-
El grupo religioso activa los centros de recompensa: pertenecer = seguridad = placer.
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La disonancia cognitiva se reduce con frases tipo: “Dios lo quiso así”, aunque la realidad diga otra cosa.
Traducción emocional:
“No me importa la lógica, yo ya elegí creer. Y todo lo que no encaje con eso es maligno.”
⚽ Fanático del fútbol
Ejemplo:
El que se pelea por su equipo, odia al rival y hasta insulta a un árbitro por una decisión milimétrica.
¿Qué pasa en su cerebro?
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Su identidad personal se funde con la del equipo: “Yo soy el Barça” (o el equipo que sea).
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Cuando gana su equipo, explosión de dopamina. Cuando pierde, dolor real: la misma zona del cerebro que siente un rechazo amoroso se activa.
-
Odia al equipo rival con la misma intensidad emocional con la que ama al suyo.
Traducción emocional:
“Mi equipo es sagrado. Si lo criticas, te odio.”
🧠 Conclusión cerebral:
En los tres casos, lo que domina no es la razón, sino el instinto tribal. El cerebro humano, aunque muy avanzado, sigue teniendo mecanismos primitivos: proteger a la tribu, atacar al enemigo, y encontrar sentido en la pertenencia.
🧠 ¿Por qué el ignorante responde con violencia cuando no sabe defender sus ideas? by JSBaenacock
🧠 ¿Por qué el ignorante responde con violencia cuando no sabe defender sus ideas?
Porque no puede. Literalmente, su cerebro no tiene los recursos cognitivos para argumentar, así que reacciona con lo que sí tiene: emociones básicas.
1. El cerebro del ignorante no tiene herramientas argumentativas
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No es que sea tonto, es que no ha desarrollado el pensamiento crítico.
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Le faltan conocimientos, y eso genera inseguridad interna.
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Esa inseguridad se transforma rápidamente en agresividad defensiva.
"Cuando no puedes construir una idea, solo puedes destruir la del otro."
2. La violencia es una reacción instintiva
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La amígdala cerebral, la que regula el miedo y la ira, se activa con fuerza cuando alguien se siente acorralado intelectualmente.
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Si no tienes argumentos, tu cerebro lo vive como un ataque personal, no como un debate.
3. Su ego está en juego
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En muchos casos, el ignorante no separa sus ideas de su identidad personal.
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Entonces, cuando le critican su creencia, siente que le están insultando a él.
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Es más fácil gritar o insultar que decir: “No lo sé” o “Me equivoqué”.
4. Educación emocional baja
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Muchos no han aprendido a gestionar la frustración, ni a perder una discusión.
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En vez de escuchar, se cierran.
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En vez de aprender, atacan.
5. El efecto Dunning-Kruger
(Este es clave)
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Es un sesgo psicológico: las personas menos competentes tienden a sobreestimar sus conocimientos.
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Y al sentirse cuestionadas, reaccionan peor porque creen que tienen la razón… aunque no sepan de qué hablan.
🧨 En resumen:
La violencia del ignorante es el grito desesperado de alguien que no tiene cómo defender su ego sin quedar en evidencia.
Es una defensa primitiva, una respuesta emocional cuando el intelecto no alcanza.
sábado, 29 de marzo de 2025
Desmontando Mitos La afirmación de que "cuando Franco no se pagaban impuestos" es un mito bastante común.
Desmontando Mitos
Se basaba en seguros obligatorios para algunos trabajadores (Seguro de Enfermedad –1942–, Seguro de Vejez e Invalidez, etc.).
Pero solo los afiliados formales y por cuenta ajena tenían acceso. O sea, si estabas fuera del sistema… pues eso: fuera.
Las amas de casa (la mayoría de mujeres), los campesinos, los autónomos, los parados y medio país estaban completamente excluidos o recibían una ayuda tan simbólica que daba risa. (O ganas de llorar, según el día.)
💉 2. ¿Y qué cubría?
Poca cosa.
Atención sanitaria muy básica (y muy desigual según la región).
Pensiones chiquititas (como para comprar una barra de pan... con suerte).
Hospitales públicos escasos, mal dotados, y con colas que daban vueltas como serpientes.
¿La medicina? A veces parecía más fe que ciencia.
¿La tecnología? La de los Picapiedra.
🆚 3. ¿Y si comparamos con hoy?
Hoy tenemos un sistema público mucho más amplio, universal (sí, con problemas, pero universal), con mejor tecnología, acceso casi total a medicamentos, hospitales en cada región, atención primaria, programas de prevención, etc.
¿Perfecto? No.
¿Mejor que antes? Por goleada.
💸 4. ¿Se pagaban impuestos para la Seguridad Social?
Sí. Trabajadores y empresarios cotizaban. Pero…
No había transparencia.
El control era mínimo.
El gasto social era ridículo comparado con otros países europeos.
Y como los impuestos indirectos eran los reyes, los pobres acababan pagando proporcionalmente más que los ricos.
Sí, el sistema era como una tómbola... solo que tú ponías el dinero y el premio era: nada.
🧠 Resumen:
Con Franco sí se pagaban impuestos y cotizaciones, pero solo unos pocos accedían a los servicios sociales.
El resto: “sálvese quien pueda”.
La seguridad social era excluyente, precaria y elitista.
Eso de que “antes estábamos mejor”… depende de quién lo diga. Porque si eras mujer, pobre o campesino, estabas mejor... en la imaginación de alguien más.
📚 Fuentes:
Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones – Historia del sistema español.
Fundación FOESSA – Informes históricos sobre exclusión social.
José Babé y Javier Silvestre – La Seguridad Social en España bajo el franquismo.
Fundación BBVA – Evolución del gasto social en Europa.
García Delgado, J.L. – Historia económica de España.
Mucho tenemos que aprender en cuanto a política… en parte porque llevamos muy poco de democracia by JSBaenacock
🧠 Mucho tenemos que aprender en cuanto a política… en parte porque llevamos muy poco de democracia by JSBaenacock
España, como país democrático, es joven. Apenas llevamos unas décadas ensayando eso de votar, debatir y gobernar sin que aparezca un general a cortar el juego. Y eso, aunque suene duro, se nota.
Mucho de lo que aquí llamamos “izquierda” o “derecha” es más ruido que gestión. Más trinchera que estrategia. Más pancarta que política pública.
Mientras en los países nórdicos —con gobiernos de izquierda— se centran en hacer que el Estado funcione con eficiencia, impuestos justos y servicios impecables, aquí nos enredamos en guerras de símbolos, en luchas internas y en la eterna discusión de quién tiene más razón moral.
Y por el otro lado, la derecha europea —más técnica y moderna— entiende que conservar no es retroceder, sino gestionar con cabeza, sin tanta épica ni nostalgia. Allí pactan con datos. Aquí, con banderas.
El resultado: ellos construyen sistemas que funcionan. Nosotros, discursos que suenan bien pero se quedan en el aire.
Nos falta madurez democrática. Pero sobre todo, nos falta dejar de gritar y empezar a hacer. No se trata de parecer progresistas o conservadores… sino de ser eficaces, responsables y honestos.
Y, quién sabe, tal vez algún día podamos decir que aprendimos a gobernarnos sin tanto teatro y con más cabeza.
🔵 Diferencias entre la derecha europea y la derecha española:
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Derecha europea (nórdica y alemana):Técnica, laica, orientada a resultados, acepta el Estado del bienestar y apuesta por la estabilidad institucional. Suele gobernar desde el consenso, con respeto a los derechos sociales y sin necesidad de agitar banderas.
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Derecha española:Más simbólica y emocional, muy ligada a la tradición, la religión y el nacionalismo. Tiende a construir discursos sobre “el enemigo interno” y a utilizar la confrontación como herramienta política. Pone menos énfasis en la gestión eficiente.
🔴 Diferencias entre la izquierda europea y la izquierda española:
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Izquierda europea (nórdica):Pragmática, centrada en la gestión del bienestar común, aliada con sindicatos fuertes y con políticas sociales sostenidas por una economía sólida. Poco dogmática, y más enfocada en resultados que en etiquetas ideológicas.
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Izquierda española:Más fragmentada, a menudo atrapada en luchas internas, debates identitarios y guerras culturales. Mucha energía en el discurso, pero dificultades para construir modelos duraderos y ejecutivos. Más teórica que práctica.
🎯 Reflexión final:
En Europa, tanto la izquierda como la derecha se enfrentan, sí, pero sobre cómo hacer que el sistema funcione mejor.En España, muchas veces se enfrentan solo para ver quién tiene la razón ideológica.Y entre la gestión y el discurso… los resultados están a la vista.