Cuando la parte rancia de la izquierda se comporta como la parte rancia de la derecha
Como decía Jeremías Juin, el filósofo de turno en "Este cementerio no es muy serio":
"Terminas pareciéndote a lo que tanto criticas."
Es curioso cómo ciertos sectores de la izquierda, que se presentan como críticos, despiertos y defensores del pueblo, reaccionan con burla o desprecio ante propuestas para prepararse contra ciberataques. Les suena a paranoia del sistema, a gasto innecesario, a “militarismo digital”.
Pero lo más irónico es que esa reacción automática, sin análisis, basada más en prejuicios que en argumentos… es idéntica a la que critican de la derecha más obtusa.
A eso yo le llamo maZonificación: esa banalización del sentido de la prevención, esa actitud institucional adormecida que menosprecia los avisos hasta que todo estalla. Como en la Comunitat Valenciana, donde la dejadez ante lo evidente acabó en lo de siempre:
“No pensamos que era para tanto.”
¿Te parece exagerado hablar de ciberdefensa?
Pues solo imagina un ataque serio a infraestructuras críticas:
Se cae el sistema sanitario.
Los historiales médicos desaparecen.
Los bancos se bloquean.
El transporte se paraliza.
Las noticias falsas inundan las redes y generan caos.
Y mientras tanto, algunos siguen diciendo que es “alarmismo”.
¿Quién sufriría más?
La gente corriente.
Tú. Tu madre. Tu hija. El pequeño empresario que pierde su base de datos. El paciente que no recibe su tratamiento a tiempo.
Y cuando eso pase, sí pedirán soluciones. Pero será tarde.
La maZonificación es eso: esperar a que todo esté en llamas para ir a buscar el extintor.
Luchar por la defensa de los derechos sociales también incluye defender los organismos y estructuras que los hacen posibles.
La sanidad pública, la educación, los sistemas de emergencia, los centros de datos, la ciberseguridad...
Una cosa no excluye a la otra. Al contrario: se necesitan mutuamente.
No se trata de miedo. Se trata de no ser ingenuos.
No se trata de entregarse al sistema, sino de proteger a la sociedad.
Y no se trata de parecer radical, sino de ser responsable.
La izquierda Nórdica gana por goleada a la izquierda Mediterránea o la Hispanoamericana. La de allí busca soluciones, la de aquí busca el eslogan y el aplauso fácil.
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