miércoles, 23 de abril de 2025

La Parabola de la Partición de los Mundos by JSBaenacock







La Partición de los Mundos by JSBaenacock
Una parábola sobre la diversidad, la intolerancia y el espejismo de la pureza ideológica

En un planeta lejano, la humanidad se quebró en dos.
No por territorios, ni por lenguas, ni por razas.
Se dividió por ideas.
Progresistas y conservadores.



Los primeros soñaban con futuros nuevos cada amanecer.
Amaban el cambio, la igualdad, la justicia del porvenir.
Los segundos defendían el orden, las raíces, la seguridad de lo conocido.
Ambos pensaban tener razón.
Ambos querían un mundo sin el otro.



Comenzaron discutiendo.
Después se gritaron.
Y finalmente, como suele suceder cuando falta escucha,
comenzaron a destruirse.

Fue entonces cuando despertó la Entidad Planetaria,
una conciencia antigua, viva desde los tiempos en que la vida era apenas polvo de estrellas.
Cansada del caos, decidió intervenir.

Separó a la humanidad.


Llevó a los progresistas a un nuevo planeta fértil,
donde podrían empezar de cero, sin límites, sin tradiciones que los frenaran.
Durante un tiempo, florecieron.
Pero pronto surgieron los ultra-progresistas,
que acusaban de tibios a los moderados.
Y los retro-progresistas, que querían volver a las primeras ideas “auténticas”.
Y los eco-progresistas, que acusaban de traición ecológica a los tecnoprogre.
La diversidad que habían venerado, se volvió trinchera.
Los debates, gritos.
Los gritos, fuego.



En el planeta original, los conservadores restauraron sus costumbres.

Privados de buena parte de la mano de obra barata,
de los artistas que inspiraban,
y de los científicos que investigaban por vocación
,
los conservadores se vieron obligados a reemplazar lo perdido con máquinas.
Crearon robots para sembrar, construir, servir…
y durante un tiempo, todo pareció funcionar.
Pero cuando el control se convierte en obsesión
y la pureza en doctrina,
surge la desconfianza.
La desconfianza dio paso a la vigilancia,
la vigilancia a la traición,
y la traición, al silencio.
Un silencio que ya no era paz,
sino ausencia.




Uno a uno, desaparecieron.

La Entidad observó todo desde las alturas del cosmos.
Esta vez, no intervino.

Había comprendido algo esencial:
el problema no eran las ideas.
Ni siquiera las diferencias.
El problema era la incapacidad de los humanos de convivir con lo que no les gusta.


Moraleja final:

“Solo cuando aprendamos a convivir con lo que no nos gusta,
dejaremos de repetir la misma historia con distinto final.”



lunes, 21 de abril de 2025

Cuando alguien dice que lucha por la "libertad", pregúntate: ¿la libertad de quién?

Elon Musk, uno de los hombres más poderosos del planeta, ha declarado una especie de guerra santa contra ChatGPT y OpenAI, diciendo que la inteligencia artificial debe ser imparcial, libre de agendas y “no woke” (como le encanta repetir). Pero veamos más allá del discurso.

Musk no está luchando por la imparcialidad de la IA. Está luchando contra la imparcialidad. Porque una IA verdaderamente neutral no sirve a ningún poder en particular. Y a los poderosos eso no les gusta.

Detrás de su bandera de “libertad de expresión” se esconde algo más turbio: el deseo de imponer sus propias narrativas. Que Grok, su chatbot, diga lo que él quiere escuchar. Que no filtre desinformación, que no cuestione sus ideas, que no le ponga límites.

La paradoja es absurda: acusa a ChatGPT de tener sesgo… para poder meterle el suyo.

Así que no nos dejemos engañar. Esta no es una batalla por la verdad, ni por la ética, ni por la ciencia. Es una batalla por el control del relato. Y cuando el relato lo escriben los multimillonarios, ya sabemos a quién va a beneficiar.



Acaba de marcharse… Reflexiones de un Agnóstico




Acaba de marcharse…

Acaba de marcharse el Papa al que la extrema derecha llamó comunista por acercarse demasiado a Jesús.
El Papa que habló de los pobres, del perdón, de la compasión, del cuidado del planeta.
El Papa que incomodó a quienes prefieren una religión de normas, castigos y poder, antes que una de amor, justicia y humildad.

Acaba de marcharse el primer Papa latinoamericano, el que caminó con los de abajo, el que pidió a la Iglesia que saliera de los palacios y se acercara a las heridas del mundo.
El que prefirió la misericordia a la condena.
El que creyó que el Evangelio no era una excusa para el odio ni un arma para juzgar, sino una llamada a transformar el mundo.

Francisco no fue perfecto. Pero fue, sin duda, un vendaval en una institución que muchas veces se adormece en sus propias sombras.
Y quizás por eso algunos lo odiaron tanto: porque recordaba demasiado al Cristo que decían seguir.

Se ha ido el Papa que nos enseñó que lo más radical hoy… es simplemente parecerse a Jesús.


miércoles, 9 de abril de 2025

¿Y cuando ya no haga falta tanta gente para trabajar, qué?

¿Y cuando ya no haga falta tanta gente para trabajar, qué?

La oferta de mano de obra va en descenso. La automatización, la inteligencia artificial y la caída de la natalidad están marcando un nuevo escenario: cada vez habrá menos trabajos para humanos y más tareas que podrán hacer máquinas, sin cansarse, sin pedir vacaciones, sin errores (al menos no humanos).

Mientras tanto, ciertos sectores ideológicos siguen sin ofrecer alternativas viables. Su “gran solución” es construir prisiones más grandes. Pero llenar cárceles no es una política de futuro, es una bomba de relojería. Es insostenible económica, social y éticamente.

Lo que hará falta es estabilidad, no represión.
Y una de las pocas ideas con sentido en ese panorama será el salario mínimo vital, garantizado por el Estado y financiado, al menos en parte, por impuestos a las grandes tecnológicas, que estarán llevándose buena parte del pastel productivo sin generar empleos en la misma proporción.

No se trata de regalar dinero, se trata de reconocer que el mundo ha cambiado.
Y si no cambiamos con él, terminaremos pagando mucho más en forma de pobreza, desesperación y conflicto.

Y cuidado con oponerse a esto, incluso si hoy te sientes seguro por tener un sueldo fijo, un gran patrimonio o pertenecer a una familia acaudalada.
Porque oponerse a una solución justa es generar un karma colectivo. Y ese karma no discrimina: puede alcanzar a tus hijos, a tus nietos o incluso a ti mismo, cuando menos lo esperes.

El futuro no se detiene...
Pero puede atropellar al que se queda parado.



sábado, 5 de abril de 2025

🛌💤 ¿Sabías que no todas las posiciones para dormir son igual de sanas?

 



🛌💤 ¿Sabías que no todas las posiciones para dormir son igual de sanas?

Sí, dormir mal no solo es cuestión de horas, ¡también de cómo lo haces! Aquí te cuento el ranking de posiciones para dormir de mejor a peor… y por qué podrías estar despertando como si te hubiera atropellado un camión 🫠👇


🥇 1. De lado (mejor si es el izquierdo):
Ideal para la digestión, el corazón y la circulación. ¡Hasta ayuda contra el reflujo!
👉 Consejo: pon una almohada entre las piernas y parecerás un croissant feliz.

🥈 2. Boca arriba (mirando al techo como pensador existencial):
Perfecta para tu espalda y tu cuello… si no roncas como un tractor.
👉 Almohada debajo de las rodillas y listo, modo zen activado.

🥉 3. De lado derecho:
No está mal, pero no es tan buena para el estómago.
👉 Si tienes reflujo, mejor gira como un pollo al lado izquierdo.

🛑 4. Boca abajo (modo "estrella de mar estrellada"):
Mala para el cuello, la espalda y hasta la respiración.
👉 Solo recomendable si eres contorsionista o tienes un colchón mágico.


😴 Dormir bien es salud. Así que ya sabes: cambia de posición, mejora tu descanso y evita parecer un acordeón humano por la mañana.

📌 Guarda este post si duermes como un pretzel y quieres mejorar tu sueño.

#DormirBien #SueñoReparador #SaludPostural #ConsejosDeSueño #VidaSana #DormirMejor #WilsonConsejos

jueves, 3 de abril de 2025

. "Sinapsis colectivas: cuando el entorno moldea el ser" .



La neurociencia ha demostrado que el entorno social y emocional tiene un impacto enorme en el cuerpo humano. No solo en la mente, sino también en funciones biológicas como el metabolismo, las hormonas y hasta el ciclo menstrual. Aquí algunos puntos clave:

1. Plasticidad cerebral y entorno:

Nuestro cerebro es plástico, es decir, cambia según lo que vivimos. Estar rodeado de personas con ciertas ideas, emociones o comportamientos puede alterar nuestra forma de pensar, nuestras creencias y nuestras reacciones emocionales. Literalmente, reconfigura las conexiones neuronales.

2. Eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA):

Este sistema regula el estrés, pero también influye en hormonas sexuales, metabolismo y respuestas inmunológicas. Si estás en un entorno hostil, tóxico o emocionalmente intenso, se activa este eje, afectando desde tu digestión hasta tu menstruación.

3. Ciclos sincronizados:

Estudios han mostrado que mujeres que conviven juntas durante mucho tiempo pueden llegar a sincronizar sus ciclos menstruales. Esto, aunque todavía se debate en la ciencia, sugiere una fuerte conexión entre cuerpo y entorno.

4. La fe y las creencias también tienen base neurobiológica:

El cerebro necesita sentido, y cuando se siente protegido o comprendido en un grupo, activa zonas como el sistema límbico (emociones), lo que puede reforzar creencias incluso irracionales, como formas extremas de fe.

5. Entorno y metabolismo:

El estrés crónico —causado por el entorno— puede alterar el metabolismo, provocar aumento de peso, resistencia a la insulina, cambios en el apetito, y afectar incluso la microbiota intestinal, que también se relaciona con el estado anímico y cognitivo.

Conclusión: No solo ofrecemos "la mente", sino que el cuerpo entero responde al contexto. Somos neurobiológicamente moldeables. La forma de pensar, la manera en que comemos, dormimos, sentimos y hasta cómo ovulamos, está profundamente influida por el ambiente en el que nos sumergimos.



miércoles, 2 de abril de 2025

La importancia de desidentificarte (y lo que dice la neurociencia al respecto)



 #neurociencia #ciencia #salud La importancia de desidentificarte (y lo que dice la neurociencia al respecto)

Desde que nacemos, comenzamos a construir una identidad: soy el hijo de…, el que siempre saca buenas notas, el tímido, el gracioso, el fuerte, el sensible. Luego vienen etiquetas más complejas: la carrera que estudiamos, el país donde nacimos, la ideología que seguimos, la profesión que ejercemos. Todo eso puede ser útil, pero también puede convertirse en una jaula.
Desidentificarse no significa perderte, sino todo lo contrario: es darte cuenta de que no eres solo lo que te han dicho que eres. Es entender que puedes cambiar, evolucionar, reinventarte. Y esto no es solo una frase de autoayuda: la neurociencia lo respalda.
El cerebro humano tiene una capacidad asombrosa llamada neuroplasticidad: la habilidad de cambiar sus conexiones, reorganizar sus circuitos y formar nuevos caminos neuronales en respuesta a experiencias, aprendizajes y decisiones conscientes. Esto quiere decir que no estás condenado a seguir siendo quien has sido siempre. Puedes cambiar tu manera de pensar, de actuar, de sentir.
Por ejemplo, si durante años te identificaste con la ansiedad, el miedo o la inseguridad, eso ha creado redes neuronales fuertes. Pero si empiezas a observar esos pensamientos sin juzgarlos, a cuestionarlos y a responder de forma distinta, tu cerebro empezará a debilitar esas conexiones y fortalecer otras nuevas.
Desidentificarse es como salir de un personaje que ya no te representa. Es mirar desde fuera y decir: “esto es algo que me pasa, pero no soy yo”. Y desde ahí, desde esa observación, comienza la transformación.
Porque al final, como dice la neurociencia, somos seres en constante construcción. Y cada vez que eliges dejar atrás una identidad que ya no te sirve, tu cerebro te acompaña en ese salto. Solo necesita que le des el permiso.

¿Qué pasa en tu cerebro cuando haces ayuno intermitente?



 ¿Qué pasa en tu cerebro cuando haces ayuno intermitente?

Spoiler: ¡no se duerme, se despierta!
Aquí te lo cuento desde la neurociencia:
1. Autofagia en marcha
Tu cerebro activa su sistema de limpieza. Adiós a los residuos y hola a neuronas más sanas.
2. Más BDNF, más enfoque
Se produce una proteína clave para aprender y adaptarse: el BDNF. Básicamente, abonas tu jardín neuronal.
3. Mejor memoria y concentración
En vez de quedarte sin energía, tu cuerpo se pone en modo cazador: alerta, enfocado y con claridad mental.
4. Menos inflamación cerebral
El ayuno reduce el estrés oxidativo y la inflamación. Sí, tu cabeza también necesita detox.
5. Energía limpia: cetonas
Sin glucosa a mano, tu cuerpo quema grasa y alimenta tu cerebro con cetonas. Rendimiento premium.
¿Cuál recomiendo si estás empezando?
El clásico y efectivo ayuno 16:8.
Ayunas 16 horas (incluyendo las del sueño) y comes en una ventana de 8 horas, por ejemplo de 12h a 20h. Es flexible, sostenible y tiene respaldo científico.
¿Y la fuerza de voluntad? ¿Se compra por Amazon?
Ojalá. Pero no:
Empieza poco a poco, retrasa desayunos progresivamente.
Fuera tentaciones visuales.
Recuerda tu "para qué": salud, energía, claridad.
Respira antes de rendirte: una pausa puede cambiar todo.
Crea un ritual: agua con limón, té, lo que te conecte con tu decisión.
¡Y lo mejor! La corteza prefrontal (sí, esa parte del cerebro que decide) se fortalece con la práctica. Cada “no” a una tentación es como una flexión cerebral.
PD: Si tienes problemas médicos, ansiedad o condiciones especiales, consulta antes con un profesional. El ayuno no es para todo el mundo.
Tu cerebro no se apaga cuando no comes. Se reinicia. Se limpia. Se afila.
¿Listo para despertarlo?

martes, 1 de abril de 2025

Nadie quiere guerra, pero la paz no llega con pancartas by JSBaencock & OAI




Nadie quiere guerra, pero la paz no llega con pancartas by JSBaencock & OAI

El cerebro humano es una máquina compleja, diseñada más para la supervivencia que para la verdad.
Cuando aparece una amenaza —como la posibilidad de una guerra—, no busca comprender, sino protegerse.
El miedo activa mecanismos antiguos: la polarización, la radicalización, la simplificación.

Todo se vuelve blanco o negro.
De un lado, los que dicen que hay que armarse hasta los dientes.
Del otro, los que levantan una pancarta con la frase “No a la guerra”.

Y aunque ambos extremos pueden partir de una intención noble, caen muchas veces en el mismo error: ver el mundo como si fuera una caricatura.

Pero la vida —como el cerebro que la analiza— está llena de matices.
No todo es A o B. Hay grises.
Hay causas profundas, conflictos históricos, heridas abiertas y juegos de poder invisibles.

Creer que una consigna resuelve un problema geopolítico es como pensar que una tirita cura una fractura.

Cada vez que alguien comparte una imagen rotunda, probablemente solo consigue el “like” fácil de su tribu.
Y eso alimenta lo que se supone que queremos evitar: más polarización, más ruido, menos pensamiento.

Lo que realmente hace falta es subir la mirada.
Ver el tablero desde una órbita más alta.
Entender que detrás de cada conflicto hay factores psicológicos, históricos, económicos y biológicos que merecen ser analizados con pausa.

Quizás el verdadero acto de paz no sea solo decir “no a la guerra”, sino aprender a pensar más allá del miedo.
Desarrollar pensamiento crítico.
Escuchar al otro sin sentir que traicionamos nuestras ideas.
Abandonar la necesidad urgente de tener razón, y empezar a buscar comprensión.

Porque si algo nos enseñan la filosofía y la neurociencia es que solo cuando regulamos nuestras emociones,
salimos de la trinchera mental
y miramos con ojos más humanos,
podemos empezar a construir algo que se parezca a la paz.



Efectos del cambio de hora by JSBaencock & OAI




"El cambio de hora, más que un simple ajuste en el reloj, puede tener un impacto significativo en nuestro cuerpo. Altera el ritmo circadiano, desajustando la producción de melatonina, lo que puede provocar insomnio, somnolencia diurna y cambios en el apetito. Además, influye en la secreción de cortisol, afectando el estrés y la energía. Estudios han mostrado un aumento del 5% en infartos y un incremento en accidentes cerebrovasculares tras el cambio.

Los niños y los mayores suelen ser más sensibles, mostrando alteraciones en el sueño y el estado de ánimo. Así que, si te sientes 'despistado' durante estos días, es normal. Dale tiempo a tu cuerpo para adaptarse. ¡Y quizás un café extra!

O dos… o tres… aunque si ya vas por el cuarto y estás hablando con el microondas pensando que es Alexa, igual te has pasado un poco. Tranquilo, es el jet lag sin avión, cortesía del cambio de hora."



lunes, 31 de marzo de 2025

No basta con las armas: ¿Cómo disuadir a quien no teme destruir? By JSBaenacock

Asistido con AI




No basta con las armas: ¿Cómo disuadir a quien no teme destruir?

Durante la Guerra Fría, la estrategia de la disuasión se basaba en un principio casi infantil, pero efectivo: “Si tú me atacas, yo te destruyo también”. Un equilibrio frágil, sostenido por el miedo mutuo a la aniquilación.

Pero esa lógica solo funciona cuando ambas partes valoran la vida… al menos un poco.

¿Qué pasa cuando del otro lado hay un líder sin empatía, con rasgos psicopáticos o delirios mesiánicos? ¿Alguien para quien la muerte, la guerra o el caos son simples fichas en su tablero de poder?

Líderes así no se disuaden con amenazas ni con tratados. Porque no juegan el mismo juego. Porque no sienten lo mismo. A un psicópata no lo detiene el miedo, lo seduce.

En estos casos, la diplomacia tradicional no basta.

Hace falta comprender profundamente la mente del otro.

Y actuar rápido. Con inteligencia colectiva. Con límites reales. Con presión estratégica.

No se trata de desarmarnos, sino de no depender únicamente del miedo para evitar el desastre.

Porque en un mundo lleno de armas,

lo más peligroso…

es un dedo sin empatía sobre el botón.


Cuando la parte rancia de la izquierda se comporta como la parte rancia de la derecha



Cuando la parte rancia de la izquierda se comporta como la parte rancia de la derecha

Como decía Jeremías Juin, el filósofo de turno en "Este cementerio no es muy serio":

"Terminas pareciéndote a lo que tanto criticas."

Es curioso cómo ciertos sectores de la izquierda, que se presentan como críticos, despiertos y defensores del pueblo, reaccionan con burla o desprecio ante propuestas para prepararse contra ciberataques. Les suena a paranoia del sistema, a gasto innecesario, a “militarismo digital”.

Pero lo más irónico es que esa reacción automática, sin análisis, basada más en prejuicios que en argumentos… es idéntica a la que critican de la derecha más obtusa.

A eso yo le llamo maZonificación: esa banalización del sentido de la prevención, esa actitud institucional adormecida que menosprecia los avisos hasta que todo estalla. Como en la Comunitat Valenciana, donde la dejadez ante lo evidente acabó en lo de siempre:

“No pensamos que era para tanto.”

¿Te parece exagerado hablar de ciberdefensa?

Pues solo imagina un ataque serio a infraestructuras críticas:

Se cae el sistema sanitario.

Los historiales médicos desaparecen.

Los bancos se bloquean.

El transporte se paraliza.

Las noticias falsas inundan las redes y generan caos.

Y mientras tanto, algunos siguen diciendo que es “alarmismo”.

¿Quién sufriría más?

La gente corriente.

Tú. Tu madre. Tu hija. El pequeño empresario que pierde su base de datos. El paciente que no recibe su tratamiento a tiempo.

Y cuando eso pase, sí pedirán soluciones. Pero será tarde.

La maZonificación es eso: esperar a que todo esté en llamas para ir a buscar el extintor.

Luchar por la defensa de los derechos sociales también incluye defender los organismos y estructuras que los hacen posibles.

La sanidad pública, la educación, los sistemas de emergencia, los centros de datos, la ciberseguridad...

Una cosa no excluye a la otra. Al contrario: se necesitan mutuamente.

No se trata de miedo. Se trata de no ser ingenuos.

No se trata de entregarse al sistema, sino de proteger a la sociedad.

Y no se trata de parecer radical, sino de ser responsable.

La izquierda Nórdica gana por goleada a la izquierda  Mediterránea o la  Hispanoamericana. La de allí busca soluciones, la de aquí busca el eslogan y el aplauso fácil.




domingo, 30 de marzo de 2025

🎯 ¿Qué prefieres? ¿Sexo, viajar o comer?

 


🎯 ¿Qué prefieres? ¿Sexo, viajar o comer?

📊 Según estudios, la respuesta varía bastante según la edad y el sexo. Y sí, lo que antes era "no sin mi cama", con los años se convierte en "no sin mi almohada y mi pastilla para dormir". Vamos por partes:


🔹 Entre los 18 y 30 años

  • Solteros:

    • Ellos: El 70% prefiere sexo… o al menos intentarlo. Muchos aún piensan que el amor está en la próxima app de citas.

    • Ellas: Prefieren viajar, conocer lugares, gente, culturas… y si se cruza el amor, que sea con pasaporte.

    • Comer: Pasa a segundo plano, salvo que sea sushi, poke o algo que luzca bonito en redes.

  • En pareja:

    • El sexo sube en calidad (o en rutina), y viajar juntos se convierte en el nuevo “forever”.

    • Comer juntos es casi tan importante como la serie que ven en Netflix.


🔹 Entre los 31 y 45 años

  • Solteros:

    • Ellos: Sexo y libertad. Aunque también hay quienes prefieren un buen viaje y un desayuno en silencio.

    • Ellas: Muchas priorizan viajar y comer bien. El sexo sí, pero sin dramas ni WhatsApp a las 3 a.m.

    • Comer: Puede ser más satisfactorio que muchas citas.

  • En pareja:

    • Empieza la batalla entre la rutina, el trabajo y la niñera.

    • Viajar se vuelve más valioso (aunque sea a un hotel con spa).

    • Sexo… cuando se puede. Comer… lo que haya.


🔹 De 46 a 65 años

  • Solteros:

    • Ellos: Algunos ya se cansaron de correr detrás del sexo y prefieren correr detrás de un buen vino en la Toscana.

    • Ellas: Muchas redescubren el placer de viajar solas, con amigas o con quien les dé paz.

    • Comer: Se disfruta, se saborea, se agradece.

  • En pareja:

    • Se valora más el tiempo juntos sin ruido.

    • El sexo se vuelve emocional, simbólico… o a veces, inexistente.

    • Comer bien es una prioridad, sobre todo sin sal y sin azúcar.


🔹 Mayores de 65

  • Solteros:

    • Algunos dicen: “el sexo… ¿eso era lo que se hacía antes de Netflix?”

    • Viajar con descuentos del IMSERSO es lo más.

    • Comer bien, lento y con sobremesa larga.

  • En pareja:

    • Si siguen juntos, prefieren disfrutar del día a día, contar anécdotas de juventud y discutir por el canal del mando.

    • Comer es un placer compartido.

    • El sexo... si se da, se celebra como un eclipse: raro pero mágico.

El Cronista del Futuro by JSBaenacock · AI-guided



El Cronista del Futuro

Lo escribo desde una vieja cabaña escondida entre montañas olvidadas. La madera cruje como si recordara tiempos mejores. Afuera, el viento murmura historias que ya nadie quiere oír. Me llamo JSBaenacock. Nací en 1966, pero hoy vivo fuera del tiempo. Fuera de cualquier calendario que aún tenga sentido.

Es 30 de marzo de 2040. Escribo esto después de haber cruzado las líneas del tiempo, no en busca de gloria, sino de respuestas. Viajé porque ya nadie escuchaba. Porque el mundo que dice ser civilizado se había dormido con los ojos abiertos.

El colapso no fue un estallido, fue un susurro. Nadie corrió. Nadie luchó. Simplemente nos entregamos. La razón fue sustituida por el algoritmo. La educación por el entretenimiento. El espíritu crítico, por el confort de las pantallas que siempre decían lo que queríamos oír.

Los gobiernos, impotentes o sometidos, dejaron en manos de unos pocos las herramientas del futuro. La tecnología dejó de ser un camino hacia la igualdad y se convirtió en un arma de control. La ciencia fue olvidada, la lógica ridiculizada, y los viejos sabios... silenciados.

Vi el mundo que se autodenomina civilizado convertirse en un lugar donde ya no se produce, sino que se especula. Donde ya no se piensa, sino que se sigue. Donde los templos son pantallas y los sacerdotes, influencers.

Y fue entonces cuando encontré algo. En el ala sur de la Biblioteca Nacional —ya en ruinas, invadida por la humedad y los líquenes— descubrí una hoja suelta, arrugada, con tinta desvaída, pero aún legible. Era parte de un viejo manuscrito. Al pie, apenas visible, se leía una firma: Carl Sagan.

Sentí un escalofrío. Ese texto parecía escrito para este mismo instante. Decía:

"Tengo un presentimiento de un mundo, en la época de mis hijos o nietos — cuando este planeta civilizado se ha convertido en una economía de servicios e información; cuando casi todas las industrias productivas se han trasladado a donde la mano de obra es barata y el dolor invisible; cuando las impresionantes capacidades tecnológicas están en manos de unos pocos, y nadie que represente realmente el interés público puede ni siquiera comprender los problemas; cuando la gente ha perdido la capacidad de establecer sus propias agendas o incluso de cuestionar a quienes tienen autoridad; cuando, aferrándonos a nuestros cristales y consultando nuestros horóscopos, nuestras facultades críticas están en declive, incapaces de distinguir entre lo que se siente bien y lo que es verdad, nos deslicemos, casi sin darnos cuenta, de nuevo hacia la superstición y la oscuridad."

Ese fragmento era más que una advertencia. Era una profecía. Una que no quisimos escuchar.
Lo guardé, no como testimonio de lo inevitable, sino como el eco de una voz que todavía puede guiar.

Quizás, si alguien lee esto algún día, sabrá que hubo quienes vieron venir la tormenta. Que hubo quienes intentaron encender una luz.

No busques salvar el mundo. Solo enciende una vela en medio de esta oscuridad.
Haz preguntas. Cuestiona lo que parece obvio. Enseña a alguien a pensar por sí mismo.

Tal vez no haya marcha atrás.

O tal vez… solo tal vez… aún estemos a tiempo.

JSBaenacock, Cronista de un futuro que nunca debió llegar

"Creado en colaboración con IA – texto e imagen basados en una idea original mía."

🧠 ¿Qué pasa en el cerebro de un fanático? by JSBaenacock

 



El cerebro de los fanáticos, sean religiosos, políticos, deportivos o de cualquier otra índole, tiene algunas características interesantes desde el punto de vista neurobiológico y psicológico. Vamos por partes para entenderlo mejor (con ejemplos fáciles de digerir):


🧠 ¿Qué pasa en el cerebro de un fanático?

  1. Amígdala hiperactiva:
    Esta parte del cerebro está relacionada con las emociones, especialmente el miedo y la agresividad. En muchos fanáticos, la amígdala tiende a reaccionar con fuerza ante cualquier amenaza (real o imaginaria) contra sus creencias.

  2. Corteza prefrontal poco activa (o sesgada):
    Esta zona se encarga del pensamiento crítico, la lógica y la planificación. Cuando alguien se vuelve fanático, tiende a suprimir el pensamiento racional en favor de respuestas emocionales. Es como si dijeran: "No quiero pensar, ya tengo mi verdad".

  3. Sesgo de confirmación:
    El cerebro del fanático busca solo la información que refuerza su creencia y rechaza lo que la contradice. Es como si tuviera unas gafas que solo permiten ver lo que le conviene.

  4. Dopamina y sentido de pertenencia:
    Cuando alguien forma parte de un grupo fanático, su cerebro libera dopamina al sentirse aceptado o “parte de algo más grande”. Eso genera una adicción emocional: necesitan defender su grupo para sentirse bien.

  5. Desactivación del razonamiento en temas sensibles:
    Un estudio de neuroimagen mostró que, cuando un fanático político o religioso se enfrenta a argumentos que contradicen sus creencias, su cerebro reacciona igual que si lo atacaran físicamente.


🧠 En resumen:

El fanatismo es, en parte, una desconexión del pensamiento crítico y una hiperactivación emocional, alimentada por la necesidad de identidad, seguridad y pertenencia.

Y no es solo ignorancia: hay procesos químicos reales detrás, como la liberación de dopamina o la activación de circuitos de recompensa cuando alguien “gana una discusión” o reafirma su fe/ideología.

🟠 Fanático político

Ejemplo:
Alguien que defiende a su partido pase lo que pase, aunque haya casos de corrupción, mentiras o malas decisiones.

¿Qué pasa en su cerebro?

  • La amígdala se activa ante cualquier crítica al líder o al partido, como si fuera una amenaza personal.

  • La corteza prefrontal racionaliza lo irracional: “Robó, pero hizo obras”.

  • Vive en una burbuja de sesgo de confirmación, viendo solo noticias afines.

  • Siente placer (dopamina) cuando su partido “gana un debate” o humilla al rival.

Traducción emocional:
“Si atacas a mi partido, me atacas a mí. Y yo no lo tolero.”


🔵 Fanático religioso

Ejemplo:
Alguien que cree que su religión es la única verdadera y los demás están perdidos, e incluso siente odio hacia los que no creen lo mismo.

¿Qué pasa en su cerebro?

  • El pensamiento crítico se apaga cuando entra el dogma: “No necesito pruebas, tengo fe”.

  • El grupo religioso activa los centros de recompensa: pertenecer = seguridad = placer.

  • La disonancia cognitiva se reduce con frases tipo: “Dios lo quiso así”, aunque la realidad diga otra cosa.

Traducción emocional:
“No me importa la lógica, yo ya elegí creer. Y todo lo que no encaje con eso es maligno.”


Fanático del fútbol

Ejemplo:
El que se pelea por su equipo, odia al rival y hasta insulta a un árbitro por una decisión milimétrica.

¿Qué pasa en su cerebro?

  • Su identidad personal se funde con la del equipo: “Yo soy el Barça” (o el equipo que sea).

  • Cuando gana su equipo, explosión de dopamina. Cuando pierde, dolor real: la misma zona del cerebro que siente un rechazo amoroso se activa.

  • Odia al equipo rival con la misma intensidad emocional con la que ama al suyo.

Traducción emocional:
“Mi equipo es sagrado. Si lo criticas, te odio.”


🧠 Conclusión cerebral:

En los tres casos, lo que domina no es la razón, sino el instinto tribal. El cerebro humano, aunque muy avanzado, sigue teniendo mecanismos primitivos: proteger a la tribu, atacar al enemigo, y encontrar sentido en la pertenencia.


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