Érase de aquellos que decían ser cristianos y que atacaban a los que, sin decirlo, se comportaban como cristianos auténticos
Diario de un agnóstico – Reflexión sobre la verdadera esencia del cristianismo
Ser cristiano no es solo llevar una cruz al cuello, sino asumir compromisos exigentes como el amor incondicional, la humildad, el perdón sincero y la lucha por la justicia. Jesús no pedía meros rituales, sino una transformación genuina del corazón.
Durante años, participé en misiones en Sudamérica, influenciado por mi educación religiosa. Al principio, lo viví como una experiencia significativa, pero con el tiempo noté una gran contradicción: muchos de los que más proclamaban su cristianismo eran los primeros en mostrar intolerancia, clasismo e indiferencia ante el sufrimiento ajeno.
En contraste, conocí a personas sin una identidad religiosa explícita que vivían con mayor coherencia los valores de amor, justicia y compasión que predicaba Jesús. Esto me llevó a cuestionar la autenticidad de aquellos que se aferraban más a los dogmas que a las acciones.
La verdadera fe exige valentía para desafiar la hipocresía y actuar con coherencia. Si Jesús regresara hoy, probablemente criticaría a quienes han convertido su mensaje en un instrumento de poder en lugar de un llamado a la empatía y la justicia.
Por no sentirme capaz de seguir fielmente estos principios sin caer en la hipocresía, me considero agnóstico.
Me resulta bochornoso, despreciable la gente que admira, elogia o da su voto a personas que, bajo el disfraz de cristianos, son verdaderos asesinos, arrogantes, egocéntricos y carentes de empatía con los que sufren.Por tantas incoherencias y por mi poca valentía para asumir un compromiso tan serio como dar la vida por los demás... he dado el salto al Agnosticismo
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