A ver, hoy toca un tema profundo, con ciencia y un poco de humor para que no os explote la cabeza. Seguro que alguna vez os habéis preguntado: ¿Tomamos decisiones racionales o nuestro cerebro nos engaña haciéndonos creer que controlamos nuestra vida?
Pues resulta que la neurociencia tiene algo que decir al respecto… y no es precisamente alentador.
El cerebro: un manipulador en la sombra
El cerebro humano es como ese amigo que dice que no va a beber, pero acaba pidiendo otra ronda. Nos hace creer que tomamos decisiones conscientes, pero la verdad es que muchas veces ya las ha tomado por nosotros antes de que siquiera nos demos cuenta.
Experimentos como el de Benjamin Libet (1983) lo demostraron: midiendo la actividad cerebral, descubrieron que nuestro cerebro ya había decidido mover un dedo milisegundos antes de que nosotros "creyéramos" haber tomado la decisión. Vamos, que cuando crees que estás eligiendo entre pizza o ensalada, tu cerebro ya ha decidido por ti… y la pizza gana casi siempre.
¿Libertad o programación biológica?
El 90% de nuestras decisiones están influenciadas por hábitos, instintos y emociones, es decir, por mecanismos evolutivos diseñados para la supervivencia. Y sí, esto explica por qué sentimos atracción por ciertas personas sin entender por qué, o por qué siempre elegimos el mismo tipo de pareja aunque sabemos que no nos conviene (culpad a la dopamina, no a vuestro ex).
El córtex prefrontal intenta meter lógica en el asunto, pero muchas veces pierde la batalla contra el sistema límbico, que está ahí diciéndonos:
"Come azúcar, necesitas energía."
"Corre, eso parece peligroso."
"Compra eso, lo viste en Instagram."
Sí, amigos, la publicidad lo sabe, por eso usa imágenes emocionales y repeticiones para manipular nuestros impulsos.
Entonces, ¿estamos condenados?
No del todo. Aunque gran parte de nuestras decisiones son automáticas, podemos entrenar nuestro cerebro para ser más conscientes. La clave está en la metacognición: pensar sobre cómo pensamos. Si nos detenemos un segundo antes de actuar y analizamos el porqué de nuestras decisiones, podemos evitar ser marionetas de nuestro propio cerebro.
Así que la próxima vez que te sorprendas repitiendo patrones o tomando decisiones impulsivas, recuerda: puede que no seas tan libre como crees, pero con un poco de esfuerzo, puedes hackear tu propio cerebro.
¿Qué opináis? ¿Somos realmente libres o solo seres programados para reaccionar? ¡Os leo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario