viernes, 21 de febrero de 2025

Tu segundo cerebro está en el intestino… y probablemente tenga hambre

 


Tu segundo cerebro está en el intestino… y probablemente tenga hambre

Si alguna vez has sentido mariposas en el estómago antes de una cita o te has ido directo al baño después de un susto, no es casualidad. Tu intestino y tu cerebro están en contacto más de lo que crees, y no, no es porque tu estómago le mande WhatsApps a tu lóbulo frontal para pedir más pizza.

Resulta que el eje intestino-cerebro es una autopista neuronal en la que viajan señales químicas, neurotransmisores y bacterias tan hiperactivas como los fans de los videojuegos después de cinco cafés. El intestino tiene más de 100 millones de neuronas (más que la médula espinal), lo que lo convierte en un segundo cerebro. Pero, en lugar de escribir poesía o resolver ecuaciones, se encarga de tareas esenciales como:

Decidir si te da hambre justo cuando empiezas la dieta.

Mandar señales de "¡Crisis!" cuando comes algo en mal estado.

Influir en tu estado de ánimo sin avisarte (porque un mal día a veces es solo una mala digestión).

Las bacterias que controlan tu mente

Tu intestino está habitado por billones de bacterias, la microbiota, que en muchos casos parecen más inteligentes que algunos políticos. Estas pequeñas criaturas pueden afectar tu humor, tu ansiedad e incluso tu capacidad de tomar decisiones. Sí, lo que comes puede hacer que estés más feliz… o más gruñón que un gato en la ducha.

¿Un ejemplo? La serotonina, ese neurotransmisor de la felicidad, se produce en un 90% en el intestino. Es decir, tu bienestar depende más de lo que comes que de lo que ves en Netflix.

El intestino te manipula (y no te das cuenta)

Si alguna vez has sentido un deseo incontrolable de chocolate, no eras tú… eran tus bacterias manipulándote. Algunas especies de la microbiota “exigen” ciertos alimentos porque los necesitan para sobrevivir. Así que la próxima vez que te atiborres de helado a las 3 a. m., no es gula, es biología (y un poco de autoengaño, claro).

¿Cómo mantener contento a tu intestino-cerebro?

1. Alimenta bien a tus bacterias: Frutas, verduras, fibra… lo que menos quiere tu microbiota es ultraprocesados llenos de químicos.

2. Evita el estrés: Un cerebro estresado manda señales al intestino y este reacciona… bueno, ya sabes cómo.

3. Duerme bien: El intestino también tiene su propio ritmo circadiano. No lo fastidies con trasnoches y café en exceso.

4. Cuidado con los antibióticos: A veces son necesarios, pero pueden exterminar a las bacterias buenas como si fueran exterminadores de la galaxia.

En resumen, cuidar tu intestino es cuidar tu cerebro. Así que la próxima vez que tomes decisiones importantes, pregúntate: ¿Soy yo o son mis bacterias las que mandan?

Y recuerda: si te sientes mal, a lo mejor no necesitas terapia… sino más yogur con probióticos.

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