¡Hola! Me presento como bloguero: Pensamientos libres, acordes sueltos y tostadas que siempre caen del lado de la mantequilla
¡Hola! Me presento: soy alguien que ha transitado por distintos caminos ideológicos, lo que suena muy serio, pero en realidad significa que me he pasado años diciendo: "Esto tiene sentido... espera, no... mejor esto otro... o quizás nada tenga sentido". Al final, encontré en la filosofía un refugio intelectual. Y no porque me guste hacerme el interesante en las conversaciones, sino porque es el único sitio donde dudar de todo es una virtud y no te miran raro por preguntar cosas como: "¿Y si las tostadas con mantequilla caen siempre del lado untado porque el universo quiere burlarse de nosotros?".
He sido testigo de cómo las ideas políticas se moldean a conveniencia, como plastilina en manos de un niño hiperactivo. Al final, todo se reduce a una guerra de etiquetas: si no estás conmigo, estás contra mí. Y ahí fue cuando decidí decir "¡Paso!" y refugiarme en la filosofía. Aquí puedo decir cosas como "La verdad es relativa" y parecer profundo, aunque en realidad solo esté intentando evitar una discusión.
La filosofía del pensamiento libre me ha enseñado que comprender la mente humana es más complicado que armar un mueble de IKEA sin las instrucciones. Me interesa saber por qué las personas se aferran a ciertas creencias, cómo influyen el miedo, la inseguridad y las experiencias de vida en ese proceso. ¿Por qué alguien cree que la Tierra es plana? ¿Por qué pensamos que cruzar los dedos trae suerte? ¿Y por qué seguimos confiando en que un paraguas evitará que llueva? La mente humana es un misterio, pero al menos no aburrido.
Desde esta posición de curioso profesional, aprendí que la clave no está en tener siempre razón (aunque a veces me encantaría), sino en mantener la capacidad de cuestionar todo. Eso sí, cuando intenté aplicarlo en casa y pregunté "¿Pero qué es realmente sacar la basura?"... descubrí que hay preguntas filosóficas que es mejor no hacer.
No me identifico con una ideología específica, porque creo que ninguna tiene el monopolio de la verdad. Además, después de ver cómo cambian los políticos de discurso más rápido que mi abuela cambia de canal, decidí que lo mejor es quedarme en la orilla observando el espectáculo. Prefiero la lógica, el análisis crítico y la curiosidad insaciable. Y, por supuesto, mi objetivo es seguir aprendiendo... o al menos parecer que lo hago mientras miro documentales con una cara muy seria.
Afortunadamente, tengo otras pasiones que me mantienen cuerdo (más o menos). La música, por ejemplo, es mi terapia. Desde una suave melodía de piano hasta un riff de guitarra que hace temblar el suelo, la música es mi combustible vital. Y si hablamos de escribir, ¡ahí sí que me pierdo! Novelas de ciencia ficción, de misterio... Incluso tengo una que predijo algunas ideas que luego aparecieron en películas famosas. No es que sea un visionario... pero si alguien me ofrece una bola de cristal, no diré que no.
He escrito varias novelas y mi gran novela será la última, donde describa mi vida con pelos y señales. ¿Que si habrá sorpresas? Por supuesto. Solo diré que incluiré anécdotas que ni Netflix se atrevería a producir.
En resumen, soy una mente filosófica, un melómano empedernido, un escritor apasionado y un creador de imágenes en potencia. Y si te preguntas si esto me hace parecer un personaje de novela... la respuesta es sí. Y probablemente uno con un pie en el realismo, otro en el surrealismo.
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