La convivencia entre lo público y lo privado es necesaria porque ambos sectores cumplen funciones complementarias que garantizan el equilibrio y el desarrollo de una sociedad. Sin embargo, cuando una parte del sector privado intenta convertir un servicio básico —que debería ser público— en una fuente de beneficios privados, surgen problemas graves. Estos intentos suelen resultar en servicios deficientes, inaccesibles para muchos y, en muchos casos, terminan en quiebras que luego deben ser rescatadas con dinero público. Paradójicamente, el mismo Estado que algunos critican por intervenir demasiado es el que termina salvando a empresas privadas cuando fallan en gestionar servicios esenciales.
Razones clave para la convivencia entre lo público y lo privado:
1. Servicios esenciales y derechos básicos: El sector público garantiza que servicios fundamentales como educación, salud, seguridad e infraestructura estén disponibles para todos, sin depender de la rentabilidad económica.
2. Innovación y eficiencia: El sector privado impulsa la innovación y la competencia, lo que puede generar mayor eficiencia en algunos sectores. Sin embargo, esto no siempre se traduce en mejoras cuando se trata de servicios esenciales, ya que la búsqueda de beneficios puede llevar a recortes en calidad o accesibilidad.
3. Regulación y control: El Estado debe actuar como regulador para evitar abusos, monopolios o privatizaciones mal gestionadas que perjudiquen a la sociedad.
4. Complementariedad económica: La inversión privada puede impulsar el crecimiento, pero en tiempos de crisis, es el sector público el que mantiene la estabilidad y evita colapsos económicos.
5. Garantía de acceso y equidad: Cuando un servicio básico se privatiza sin control, se convierte en un lujo accesible solo para quienes pueden pagarlo. El sector público debe garantizar que estos servicios no dependan solo del mercado.
6. Evitar el ciclo de privatización y rescates: Muchas empresas privatizadas terminan en crisis por una mala gestión enfocada en maximizar beneficios, y el Estado debe intervenir para rescatarlas con dinero público. Esto genera una paradoja donde los beneficios son privatizados, pero las pérdidas son socializadas.
7. Evitar fallos en la administración pública: Es clave que el sector público no caiga en la burocracia excesiva, el despilfarro o la corrupción, ya que estos fallos dan argumentos a quienes buscan desmantelarlo en favor de la privatización total. Mantener una administración pública eficiente es fundamental para que su papel sea respetado y reconocido.
Un equilibrio bien gestionado entre lo público y lo privado permite una sociedad más justa, estable y sostenible, evitando tanto la monopolización estatal ineficiente como la privatización descontrolada que solo beneficia a unos pocos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario